Ayer comentaba que la primera impresión que tuve de los Sri lankeses es que su deporte nacional después del cricket es timar a los turistas. Hoy hemos tenido un segundo capitulo de este asunto, si bien hemos resuelto positivamente.
La semana pasada
alquilamos por Internet un coche en una de las múltiples agencias
barateras que hay por colombo. Mala idea en principio. Antes de
llegar, hace un par de días nos enviaron un mail asegurando que el
coche que habíamos pedido estaba disponible, pero cual sería
nuestra sorpresa cuando nos dicen al llegar que justo se acaba de
poner enfermo el cliente y no puede traerlo a la oficina pero que nos
dan un coche superior por menos dinero.
Firmamos los papeles (sin
haber visto el coche porque lo estaban lavando) nuevo error, y
pagamos los 300 dolares por dos semanas. Un chollo, pensamos. Hubiera
sido curioso haber visto nuestra cara cuando llegó el coche. Una
especie de toyota corolla del siglo pasado, con los asientos de esos
de goma espuma y terciopelo que absorbe el sudor, sin aire
acondicionado pero con unos “pequeños roces exteriores” que le
daban una pinta al coche de chatarra recién rescatada del desguace.
Tras una inspección por
encima y viendo que se caían hasta los plásticos del salpicadero al
cerrar las puertas les dijimos que no íbamos a jugarnos la vida en
eso y que queríamos el coche que habíamos reservado y punto. Dicho
y hecho. El enfermo que lo tenía de repente se puso mejor y podía
entregarnos el coche así que tras un paseito por el caótico tráfico
de la ciudad de colombo, llegamos a la casa del tipo, cogimos nuestro
coche y salimos camino de Sigiriya, donde se encuentra el triangulo
cultural, visita indispensable en todo viaje a Sri Lanka. Eso sí, 4
horas después de lo previsto, pero con nuestro cochecito impecable.
Bueno, impecable tampoco, porque el el trafico de colombo es imposible tener el coche intacto después del primer mes de uso por sus calles, pero salvo el parachoques delantero y la luz trasera y alguna que otra cosilla... el resto funciona bien. Cualquiera que piense que llevar un coche u otro da igual o incluso es una pijada puede echar un ojo a los videos del tipo de conducción que hay por aquí y lo importante que es llevar un cacharro que te pueda salvar la vida.
Bueno, impecable tampoco, porque el el trafico de colombo es imposible tener el coche intacto después del primer mes de uso por sus calles, pero salvo el parachoques delantero y la luz trasera y alguna que otra cosilla... el resto funciona bien. Cualquiera que piense que llevar un coche u otro da igual o incluso es una pijada puede echar un ojo a los videos del tipo de conducción que hay por aquí y lo importante que es llevar un cacharro que te pueda salvar la vida.
Ademas esta es la primera
vez que conduzco un coche con el volante en el lado contrario. Ya
había llevado el mio por tierras inglesas pero esto es distinto,
porque tienes que acostumbrarte a otras distancias y acabas pasando
el retrovisor izquierdo rozando a los coches que adelantas, pero ya
veremos que tal se me da. De momento no va mal.
El viaje por otro lado ha
sido largo y complejo. Aquí la gente adelante en función del tamaño
de su vehículo, por lo tanto la prioridad siempre es de los
autobuses, seguida de los camiones (decorados en maderas y con vivos
colores), furgonetas y cuatro por cuatro que adelantan aunque venga
trafico en sentido contrario. Después están los tuk tuk que pueden
formar hileras de adelantamiento de hasta 4 niveles en paralelo por
carril.
A todo esto hay que sumar los obstáculos de las múltiples motos, peatones caminando por las carreteras, miles de perros salvajes y vacas que pululan por donde quieren en algunos tramos de la vía. 5 horas y media para recorrer 169 kilómetros. Con media hora de parada para comer unos noodles al borde de la carretera.
A todo esto hay que sumar los obstáculos de las múltiples motos, peatones caminando por las carreteras, miles de perros salvajes y vacas que pululan por donde quieren en algunos tramos de la vía. 5 horas y media para recorrer 169 kilómetros. Con media hora de parada para comer unos noodles al borde de la carretera.

Respecto a las carreteras
no tengo queja de momento. Casi ningún tramo con linea divisoria,
los que había con linea tampoco es que sirviera para nada, cero
iluminación en la carretera y desniveles continuos que hacen que la
mayor parte de los adelantamientos los hagas con la mano cogida en el
corazón y casi sin respirar. Pero teniendo en cuenta que el país
sufrió un tsunami en el 2004 y una guerra civil hasta el 2009
demasiado bien están.

Poner
el plato a la dama primero, poner un vaso para beber en lugar de
tener que hacerlo a morro de la botella, no hablar en tu idioma
nativo con otro empleado delante del cliente para que no se entere de
las tarifas que quieres aplicarle, no contar el dinero de la propina
sin esperar a que se haya ido primero el cliente, no guardarte el
dinero de la fianza del coche en la cartera y metertelo en el
bolsillo... Son una pequeña muestra de las cosas que vamos viendo y
que producen mas sonrisa que enojo.

Hoy en la cena también
nos ha preguntado el camarero por el itinerario, y mientras escribo
este blog, Myriam está perfilando la ruta de mañana. Veremos lo que
nos depara. De momento está siendo muy diferente a los países de
Asia que hemos visitado anteriormente. Pero lo que mas me ha gustado
de momento ha sido el Tuk Tuk del panadero repartiendo el pan a
domicilio. Este negocio me suena...
Mañana mas.
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