miércoles, 10 de abril de 2013

Playas de Sri Lanka (capitulo 1)


Y por fin llegamos a las playas. Una de las joyas de Sri Lanka, ampliamente conocida por los amantes del Surf pero aún medianamente desconocidas para los amantes del turismo playero exótico mundial. 

Nuestra primera parada ha sido cerca de la costa que en el 2004 sufrió una de las mayores devastaciones por el Tsunami y que con trabajo duro y mucho cariño están levantando de nuevo poco a poco los habitantes de Recawa Beach cerca de Tangalle. 


Siguiendo con las indicaciones de mi padre vuelvo a publicar el mapa para que se vea el recorrido que hemos hecho hoy. 
Las playas aquí son espectaculares. Y la mayoría de ellas desiertas. Sólo las mas famosas están concurridas pero sin ningún tipo de aglomeración. Los establecimientos hoteleros y restaurantes son generalmente pequeños y llevados por familias, muchos de ellos bastante baratos, aunque los precios de la costa son 10 veces más caros que los precios del interior que veníamos disfrutando. 



Pese a todo, de momento, sigue siendo asequible para el bolsillo europeo. Por menos de 10 euros comimos los dos frente al mar con los pies en la arena unas gambas y un pescado local de difícil clasificación, pero exquisito. regado con agua esta vez, ya que aún quedaba tramo por conducir entre miles de guesthouses asequible que se suceden pueblo tras pueblo. 






Incluso los pocos resorts de lujo que hay están al alcance de todos. Digo pocos porque en un par de años esto estará lleno de ellos y será más difícil (economicamente hablando) poder venir. 


Uno de los días que pasamos en Habarana visitamos el gran hotel Cinammon Lodge. Creo que el mas lujoso de la parte interior de la isla. En el propio hotel tienen un restaurante de alta cocina. No es que fuéramos buscándolo, sino que ese día buscábamos un sitio mejor para comer con aire acondicionado debido al extremo calor de esos días, pero la comida de los puestos callejeros y pequeños bares de calle donde nos hemos alimentado generalmente, siempre ha sido excelente y muy barata. 

El caso es que ese día dimos con el hotel y con su restaurante de fine dinning y decidimos probar. Langosta con espuma de canela y aceite de mandarina por aquí, bisque de King Crab con tostadas, mero con medallones de langosta y puré de patata con romero por allá, solomillo de ternera con reducción de Shiraz y minitomates confitados, cannoli de ricota  de fresa con custard y coulis de maracuya de postre.... Y todo eso por 55 euros. 

Para ser alta cocina dos personas está tirado, pero lo malo es que no llevé cámara de fotos, así que dejo únicamente el enlace a la web del e-brochure del hotel. 


Lo que quería decir con esto es que a pesar de que los precios están empezando a subir, aun te puedes pegar determinados caprichos sin que eso afecte a la economía del mes. 

Pero volvamos a las playas. Ay las playas, que esto parece el paraíso. Seguimos bordeando la costa después de comer hasta llegar por los pelos a nuestro hotel ya de noche. Este capítulo lo contaré en el próximo post porque merece un espacio aparte. 

 Felices sueños.




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