sábado, 6 de abril de 2013

Carretera y manta


Bueno, lo de manta es un decir porque el calor que hace es insoportable, pero de carretera llevamos ya una tacada. Mi sabio padre me recomienda que haga un mapa itinerario para que se pueda ver el recorrido que vamos haciendo. Dicho y hecho aquí está.








Hoy salimos de Ella y tras ayer publicar un post en el que decía que no merecía tanto la pena, hoy me tengo que comer mis palabras en parte. En realidad el pueblo de Ella no merece la pena en absoluto, pero los alrededores son de extrema belleza y la carretera que lleve desde Ella hasta Wellawaya pasa por unos valles con unas vistas espectaculares a través de una carretera serpenteante y bacheada, con precipicios respetables pero que ciertamente merece la pena este recorrido.


En este camino pasamos por una cascada de varios niveles en la que vendedores ambulantes de piedras de supuesto cuarzo nos estuvieron regalando monedas antiguas de Ceylon. Obviamente a cambio de algunas monedas de las nuevas de Inglaterra que llevaba por casualidad encima. Vamos que todos salimos ganando y tan contentos.

Ciertamente tras este punto no hay mucho mas que contar interesante del trayecto puesto que es una sucesión de pueblos mas o menos pequeños y con el terreno cada vez más árido. Pasamos por el borde de otro parque natural y cruzamos una pista forestal de elefantes o algo así. Se supone que es un camino por el que pasan con relativa frecuencia los elefantes salvajes del parque natural, pero la cantidad de comercios y casas de los alrededores me hace dudar mucho de que así sea.




En poco mas de 3 horas llegamos a nuestro destino. La ciudad de Tissamaharama, junto al parque nacional de Yala donde mañana haremos un safari a las 5 de la mañana para ver los animales salvajes del parque. Según he leído en otros foros de viajeros, en ocasiones se llegan a apelotonar 50 jeeps de turistas para ver a los animales, así que no espero mucho de la excursión, mas que un primer acercamiento al mundo de los safaris. Además tampoco venimos preparados ni con los teleobjetivos de la cámara ni con prismáticos ni nada por el estilo.

Lo que sí ha sido sorprendente ha sido nuestra casa de huéspedes. Es un pequeño chalet de 3 pisos y 6 habitaciones en el que un personal superamable habita y hace agradable la estancia a los huéspedes que allí se alojan. Parece un palacete de cuento con colores imposibles y muebles de una decoración extraña pero palaciega. No sé explicarlo mejor. Quizás las fotos puedan. O mejor, venir a verlo. 





Se llama Peacock Reach hotel http://peacockreachhotel.com/ y por algo mas de 35 euros la noche puedes vivir en la película de aladin dentro de su palacio. Es quizás un poco hortera, pero le coges cariño enseguida y al ser tan entrañable la gente te sientes como en casa. Totalmente recomendable. 






Además por la tarde a partir de las 6 se puede ver una estupenda puesta de sol en la azotea y la migración de las aves que sale del parque para ir a dormir fuera y vuelve a las 5 de la mañana y que literalmente pasan por encima de tus cabezas cientos de pájaros rumbo al oeste. Muchos de ellos curiosamente son loros de color verde, como los que hay en la casa de campo de Madrid, pero estos no son huidos de cautividad.




A la comida nos hemos quedado en el hotel, pero por la noche hemos salido a ver la ciudad y los puestos callejeros para ver la comida típica de la zona. Lo cierto es que por lo que hemos visto no hay mucha variedad en la comida de Sri Lanka. La mayoría come un plato que se llama Rice & curry. Tiene dos versiones, la de restaurante en la que te sirven un plato de arroz y mil cuenquitos con distintos vegetales cocinados de distinta manera y diferentes especias (pero todos picantes) y la versión para llevar que es el que nos comimos el otro día con las manos en el coche de camino al hotel y que te la ponen toda mezclada en una bolsa de plástico y dentro de un papel de periódico. También hay una especie de fideos enrollados en forma de nido y con distintos condimentos en platitos que es parecida a la versión del rice and curry pero con estos nidos. Todos estos platos se comen con la mano derecha (porque la izquierda es impura) y en cada bar hay o un grifo para lavarse o un cuenco y una jarra para limpiarse los dedos al terminar de comer.

Hay otro plato con noodles y verduras que ponen en los restaurantes pero que tengo mis dudas de que sea tradicional. Luego tiene distintas mezclas y comidas de procedencia extranjera como las samosas que aquí hacen mucho más picantes, vegetarianas y con la masa blanda y grasienta en lugar de crujiente. O los Rotti que es una especie de crepes rellenos de queso y verdura y que aquí cortan en trocitos y sirven con un cuenco de curry picante para mojar los trocitos.


Finalmente nos hemos decidido por la samosas picantes y unos rotis para llevar y tomar con unas cervezas al fresquito del aire acondicionado del hotel.

Mañana a madrugar que toca Safari. Ciao.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario