
Hoy salimos de Ella y
tras ayer publicar un post en el que decía que no merecía tanto la
pena, hoy me tengo que comer mis palabras en parte. En realidad el
pueblo de Ella no merece la pena en absoluto, pero los alrededores
son de extrema belleza y la carretera que lleve desde Ella hasta
Wellawaya pasa por unos valles con unas vistas espectaculares a
través de una carretera serpenteante y bacheada, con precipicios
respetables pero que ciertamente merece la pena este recorrido.

Ciertamente tras este
punto no hay mucho mas que contar interesante del trayecto puesto que
es una sucesión de pueblos mas o menos pequeños y con el terreno
cada vez más árido. Pasamos por el borde de otro parque natural y
cruzamos una pista forestal de elefantes o algo así. Se supone que
es un camino por el que pasan con relativa frecuencia los elefantes
salvajes del parque natural, pero la cantidad de comercios y casas de
los alrededores me hace dudar mucho de que así sea.
En poco mas de 3 horas
llegamos a nuestro destino. La ciudad de Tissamaharama, junto al
parque nacional de Yala donde mañana haremos un safari a las 5 de la
mañana para ver los animales salvajes del parque. Según he leído en
otros foros de viajeros, en ocasiones se llegan a apelotonar 50 jeeps
de turistas para ver a los animales, así que no espero mucho de la
excursión, mas que un primer acercamiento al mundo de los safaris.
Además tampoco venimos preparados ni con los teleobjetivos de la
cámara ni con prismáticos ni nada por el estilo.
Lo que sí ha sido
sorprendente ha sido nuestra casa de huéspedes. Es un pequeño chalet
de 3 pisos y 6 habitaciones en el que un personal superamable habita
y hace agradable la estancia a los huéspedes que allí se alojan.
Parece un palacete de cuento con colores imposibles y muebles de una
decoración extraña pero palaciega. No sé explicarlo mejor. Quizás
las fotos puedan. O mejor, venir a verlo.
Se llama Peacock Reach
hotel http://peacockreachhotel.com/
y por algo mas de 35 euros la noche puedes vivir en la película de
aladin dentro de su palacio. Es quizás un poco hortera, pero le
coges cariño enseguida y al ser tan entrañable la gente te sientes
como en casa. Totalmente recomendable.

A la comida nos hemos
quedado en el hotel, pero por la noche hemos salido a ver la ciudad y
los puestos callejeros para ver la comida típica de la zona. Lo
cierto es que por lo que hemos visto no hay mucha variedad en la
comida de Sri Lanka. La mayoría come un plato que se llama Rice &
curry. Tiene dos versiones, la de restaurante en la que te sirven un
plato de arroz y mil cuenquitos con distintos vegetales cocinados de
distinta manera y diferentes especias (pero todos picantes) y la
versión para llevar que es el que nos comimos el otro día con las
manos en el coche de camino al hotel y que te la ponen toda mezclada
en una bolsa de plástico y dentro de un papel de periódico. También
hay una especie de fideos enrollados en forma de nido y con distintos
condimentos en platitos que es parecida a la versión del rice and
curry pero con estos nidos. Todos estos platos se comen con la mano
derecha (porque la izquierda es impura) y en cada bar hay o un grifo
para lavarse o un cuenco y una jarra para limpiarse los dedos al
terminar de comer.

Finalmente nos hemos
decidido por la samosas picantes y unos rotis para llevar y tomar con
unas cervezas al fresquito del aire acondicionado del hotel.
Mañana a madrugar que
toca Safari. Ciao.
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