jueves, 11 de abril de 2013

Mirisa Beach (capitulo 4 y ultimo de las playas de Sri Lanka) & curso de cocina

Hoy nos ha amanecido con una tromba de agua y múltiples cortes de electricidad, lo que supone, no intenet, no ordenador después de consumir la batería (y por lo tanto retraso en la publicación del blog), no batería en las cámaras de fotos y lo que es mas importante, no aire acondicionado.




Esta vez ha durado mas de lo habitual y hemos salido como alma que lleva el diablo a buscar una playa en la que poder refrescarnos, aunque estuviera lloviendo. Ha salido el sol a las pocas horas y hemos tenido un día de playa estupendo. Hasta que ha vuelto a llover. Hoy hemos ido a la playa de Mirissa donde nos había recomendado ir el dueño del hotel en el que estamos alojados. Allí hay múltiples hoteles, restaurantes y guesthouses en los que pasar los días sin reparar en el tiempo y la distancia. El que probamos nosotros tiene muy buena pinta como hotel y el restaurante no estaba nada mal, incluso de precio, con acceso directo a una playa mas que decente.


 Se llama Paradise Beach Club Resort y aunque el nombre suene muy pijo, el sitio es normal. Aquí tienen tendencia a poner nombres idílicos a todo, "Timeless cabanas", "Eden Resort", "Amazing views guesthouse" y cosas así. Y luego son cuchitriles, pero el nombre vende, y lo saben.

Hay muchos otros en esta playa que si bien tiene oleaje, es totalmente bañable y en ella puedes ver tortugas recién nacidas GRATIS sin pagar ningún tipo de excursión a la "Turtle Beach" ni historias que se inventan para timar a los turistas. 

El propio servicio de guardacostas se encarga de identificar los nidos y estar pendientes de la eclosión de los huevos, para meter las tortuguitas en una piscina antes de echarlos al mar. de esta forma aseguran su supervivencia, ya que sino morirían casi todas en boca de sus depredadores naturales. Ya que son animales en peligro de extinción, toda ayuda es positiva y aquí están haciendo un buen trabajo que se puede ver y te explican en detalle.


También hemos parado el coche en otro pueblecito de cuyo nombre no nos acordamos ya que desde la carretera se veía una playa estupenda también. En dos kilómetros que podía tener dicha playa los únicos habitantes eramos nosotros, y ni rastro de chiringuitos ni hoteles ni casas de huéspedes, lo que da idea del potencial de este país aún por explotar.






Ya al final de la tarde subimos a una roca que está al final de la playa y la separa de otra no menos espectacular. Un paseo antes de volver al hotel para la clase de cocina. Arroz con 6 variedades de curry. (patata, berenjena, verduras, lentejas, pescado, anacardos con coliflor)

Tiempo para estrenar mi nuevo delantal de cocina que me hice a medida en Kandy por 7 euros con la bandera de Sri Lanka. Ha sido una experiencia muy curiosa, con un chef que no hablaba ni papa de inglés y un asistente de cocina que hacía de traductor nos lo hemos pasado fenomenal, nos hemos echado unas risas de vez en cuando y hasta nos ha dado tiempo a cocinar 6 tipos de curry y dos condimentos picantes para el papa dom, una especie de oblea crujiente que mojan en distintas salsas a modo de aperitivo. 

Y después de la cocina nos hemos tenido que comer lo que había preparado. Madre mía, vaya empacho y atracón que nos hemos dado y aún así ha sobrado comida para otras 4 personas mas. Creo que va a ser una noche complicada con tanto curry para el estómago. Y eso que mañana hay que madrugar para ir a ver a las ballenas. 






Ayer fuimos a reservar nuestra plaza para ir a buscar ballenas en un barco de esos de avistamientos. No tenemos mucha fe, pero dicen que la zona se ha convertido en una de las principales a nivel mundial en avistamiento de cetaceos. Cuando llegamos directamente al puerto preguntando por los avistamientos de ballenas, los primeros que nos vieron nos intentaron pegar el palo, algo a lo que ya nos hemos acostumbrado aquí. 

Tras regatear a estos nos metimos en casa de unos chavales que llevan una empresa que según Lonely Planet está haciendo las cosas bien y honradamente. Se llaman "Raja & The Whales" y cuando llegamos estaban jugando a un juego mezcla de las canicas con el billar pero con discos planos en vez de bolas, muy curioso. A punto estuve de pedirles que me dejaran echar una partida, pero bastante era que me hubiera metido en su casa fuera del horario de atención al cliente y les hubiera interrumpido la partida para contratar la excursión. Así que mañana a madrugar de nuevo, esta vez a las 5 y media de la mañana. Puf !!!

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