Ayer despertamos y con la velocidad
habitual que te obliga el país salimos de la habitación casi ya al
medio día. Por mucho que madruguemos no sé como lo hacemos pero
siempre salimos tarde. Será el calor que aplatana mucho o que el
ritmo de la gente aquí es muy lento. Pero eso sí, ellos a las 7 de
la mañana ya están en plena actividad.
Por el
camino paramos a ver Dambulla, ciudad en la que se encuentra el
templo de la roca. Tras un asombrosamente gigantesco buda dorado, que
al parecer se ilumina con luces de neón por las noches, y el museo
del budismo a sus pies, que parece un restaurante chino, se encuentra
la subida hacia el templo maldito.
Y digo maldito porque nuevamente
exige la escalada de cientos de escaleras hasta llegar a él. De
nuevo a las horas de mas calor, rodeados de vendedores de artesanía y
monedas antiguas, algunos monos juguetones y unos pocos turistas tan
sudorosos como nosotros en busca de las escasas sombras donde poder
descansar, llegamos al templo.
Se trata de una construcción de
practicamente el inicio de nuestra era allá por el siglo I. contiene
en su interior decenas de budas y pinturas sobre su vida y
enseñanzas. Lo curioso del mismo es que está enclavado en el hueco
que hay entre una roca gigante y el propio suelo, formando una
construcción mas o menos oculta y misteriosa.
Al ser suelo sagrado nos vimos
obligados a ponernos de nuevo nuestros Sarongs y retratar el look tan
elegante que teníamos. Alfonso, por ser el primero en hacer un
comentario en el blog, se lleva también un sarong de regalo en el
sorteo que me acabo de inventar.
Casi deshidratados y muertos de sed
decidimos parar a comer en el restaurante Anón, no por su gracioso
nombre sino porque era el mas cercano con grandes ventiladores y un
señor muy amable que nos ofreció un delicioso Nasi Goreng (arroz
con pollo) y 3 botellas grandes de agua por escasos 3 euros.
El camino hacia Kandy no tuvo mas
historia salvo que pasamos por la zona de resorts ayurvedas, donde va
la gente a meditar, tomar hierbas y supongo que fumar algo. Aunque
aquí las drogas están prohibidas con penas incluso de cadena
perpetua o pena de muerte, el clima es ideal para su crecimiento, y
por los colgados que iban andando por en medio de la carretera,
supongo que deben hacer excepciones. Nosotros no nos la jugaremos,
así que podéis estar tranquilos padres.
Llegados al caótico trafico de Kandy
conseguimos encontrar el hotel tras varios intentos infructuosos por
callejuelas que no tenían salida y que se convertían en estrechos
caminos de arena y piedras hasta desaparecer en la colina. Creo que
estoy doctorándome en la conducción por el lado contrario, con el
volante al revés y en territorio comanche.
Dejamos el coche en la casa de
huéspedes y salimos a ver la ciudad. Básicamente Kandy tiene un
templo supersagrado donde guardan un diente de buda, pero que es tan
sagrado que aunque vayas a verlo solo te enseñan la caja dentro de
la cual está la caja que contiene la caja donde se supone que está
la caja en la que guardan la reliquia que contiene el diente de buda.
5 segundos para atisbarlo a varios metros de distancia y a seguir el
peregrinaje. Dado que no somos budistas, nos saltamos pagar 1500
rupias mas por esta visita y fuimos directamente al mercado donde
compramos ropa, te y otras cosillas en el mercado local.
Tengo que decir que tras las
experiencias negativas respecto al intento de timarte continuamente
por parte de los locales, comenzaba a tener un sentimiento de desazón
que me llevaba a estar a la defensiva. Aquí he visto todo lo
contrario. Gente muy amable, dispuesta a negociar los precios, en
unos términos razonables y siempre con una sonrisa amable, una
conversación sincera e incluso un ligoteo inocente como el que tuvo
el del puesto de especias con Myriam. La belleza del tendero no queda
reflejada en su totalidad en la foto pero el tipo tenía un gran
corazón.
Por la noche acudimos al restaurante
Pub “The Bake House” creo que el único de Kandy con aire
acondicionado, un pantallón gigante y abundante cerveza Lion como
para aplacar nuestra sed.
Ya a las 11 de la noche y advertidos de
que de noche las callejuelas de kandy pueden no ser muy seguras
cogimos un tuk tuk a nuestra casa.
Se llama Natashiya Holiday Inn, y
pese al nombre no es de la famosa cadena de hoteles. Es una casa de
huéspedes con 3 habitaciones disponibles a 40 dolares la noche, en
las que aun no han instalado aire acondicionado pero cuyas vistas
impresionantes del lago desde la terraza hacen que se te olvide el
calor inicial que pega de lo lindo durante el día.
Por la noche
tuvimos la suerte de que una lluvia torrencial refrescara el ambiente
y pudiéramos dormir de lo lindo. Eso si, los monos campan por sus
anchas entre las terrazas de los edificios por lo que no es
recomendable dormir con las ventanas abiertas.
camino de los campos de té y la
montaña veremos la Little Britain de Sri Lanka. Pero eso lo
contaremos mañana.
Que bien un Sarong,37 años esperando este momento,jejeje
ResponderEliminarSaludos